Hace un tiempo escribí un post titulado "indianos", esa gente que emigró sabiendo que un futuro azaroso era preferible a la seguridad de la miseria. Ana recordaba y nos contaba que su abuela nunca pudo volver a su origen, allá donde desemboca el Guadalquivir que, además, es un buen nombre para la añoranza (era más intenso Wadi al-Kabir pero ese se perdió hace siglos).
Y yo quería decirle a Ana que la añoranza es un sentimiento que puede hacernos felices y que, en cualquier caso, es preferible a la decepción porque la realidad nunca está a la altura de los recuerdos. Volví hace tiempo a otro sitio de nombre muy distinto aunque, ahora que lo pienso, igualmente sonoro. Fue un error porque la memoria crea imágenes que tienen su tiempo y que, por tanto, nunca pueden repetirse.
Por eso, para seguir viviendo, no vuelvas a los sitios que marcaron tu vida buscando las mismas imágenes. No las encontrarás.
Hoy guardo media docena de lugares y recuerdos con la seguridad de que siempre se mantendrán iguales. Y, ya de paso, como perfección del mandamiento "no volverás", añado algún otro lugar al que ya no quiero ir porque siempre es bueno dejar sueños por cumplir.
5 comentarios:
4/7/07 20:20
Pues nunca lo había pensado, pero quizá tengas razón. Con el tiempo lo sabré.
5/7/07 00:22
Ya lo cantaba Sabina: "al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver".
5/7/07 08:21
Vaya, no sabía lo de Sabina, él lo dice en una frasea
6/7/07 12:05
No sólo tengo que darte la razón, Angel, sino que además añado a la regla para seguir vivendo "no pienses mucho en el pasado o te darás cuenta de todo lo que llevas vivido, es decir, de lo viejo que eres" :-(
6/7/07 15:47
Gracias por tus comentarios, creo que mi abuela era una mujer muy fuerte, que hacía su vida en las circunstancias más variadas. Sin duda, la plagada por la añoranza soy yo.
Hace años fui muy feliz en Cartagena de Indias y a veces he querido volver, pero me he abstenido. Creo que he hecho bien. Saludos, Ángel.
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