Es el remolino gigante y mortal de la mitología nórdica, donde los demonios o sus equivalentes, no podía ser de otra manera, esperaban en las aguas del gran mar gris.
Los maelstrom personales pueden ser también mortales y hemos visto a más de uno desaparecer en ellos. A veces, como en el mar real, se nos devolvían sus restos. Pero si tenías suerte, la salida a la superficie tras casi perderte te devolvía el aire vital como algo distinto, aunque debiera ser el mismo que antes del vértigo, y no volvías a ver las cosas de la misma forma.
Comentaba hace poco con E. que los maelstrom ya no se presentan a los que quedamos, aunque a veces parece oírse un ruido lejano que los recuerda. Tal vez eran propios de ciertas etapas vitales o tal vez hoy ya no hay tiempo para la introspección. Me gustaría que la segunda opción no fuera cierta.
1 comentarios:
18/7/07 19:00
Hombre, los Maelstrom se presentan con menos frecuencia a medida que vas aprendiendo a defenderte de ellos, son muy listos y escurridizos, no en vano los confundían con el Nautilus.
Publicar un comentario