Fragmentos

Me permito traspasar una entrada del otro blog por dos razones. La menos importante es que este es un sitio algo más adecuado por el contexto. Los dos blogs separan aparentemente dos mundos pero es una apreciación errónea. Éste es una selección, no un aparte. La más importante es que esa sensación inquietante de recordar buenos tiempos con regusto amargo está resucitando estos meses. No sé la razón ni me importa demasiado pero me veo releyendo ese post y mirando hacia atrás buscando gente que no está y que, a veces, no estuvo nunca.
He querido añadir un par de fragmentos más, tan inconexos, o no, como los otros.

Fragmento 1. Conversando.

Escuchamos mucha música entonces ¿verdad? Pero luego me di cuenta de que la música no era lo esencial porque el volverla a oir, lejos de hacerme recuperar las buenas vibraciones, me producia tristeza.
E., hace unos pocos meses.
Fragmento 2. Canned Heat.
El tipo de la armónica es Bob Hite y el que canta Alan Wilson. Bob murió de un infarto a los 36 años; Al le había precedido en el viaje gracias a una sobredosis. Lo mismo pasó con otros insignes “triunfadores” de la época algunos de los cuales consiguieron tener dos o tres momentos luminosos, no más, pero fueron suficientes. Me atraería saber que fue del resto de la banda pero ahora no recuerdo quienes eran (¿Vestine? ¿Taylor?).



Fragmento 3. Epitafio.
A tí no sé qué decirte salvo que no has demostrado merecer lo que tuviste. Lo tuviste todo, o al menos todo lo que creias poder tener, que es lo mismo. Pero pudiste ver que tu éxito no iba a ser eterno y la mera perspectiva de la caída pudo contigo. Eras inteligente pero no fuerte. Eras bueno pero no generoso. Creiste que todo empezaba y terminaba en el espejo de los demás. Esos que te sostuvimos un tiempo, hasta que tú mismo, sólo tú, te tiraste por la borda.

Fragmento 4. Supervivientes.
Comentábamos esa noche que el tiempo se escurre. Y lo hacíamos en un escenario exagerado: era invierno y la lluvia daba en las ventanas. En mi casa hubiéramos tenido incluso un fuego de leña. Hubiera sido excesivo.
Comentábamos que a algunos ya se les fue ese tiempo, no porque no sigan aquí sino porque nunca repararon en su valor y no lo retuvieron.
Comentábamos los cambios a los que nos forzaron esa media docena de viajes que hicimos con la certidumbre de que podían ser sólo de ida. Sí, nos cambiaron para siempre y la caída fue dura incluso para los que la aguantamos. Ahora, en estos tiempos tediosos, el lado oculto aflora pocas veces, lo tenemos dormido. Es el nagual de Castaneda, que entre sus falsedades contó, creo que sin saberlo, con algunos aciertos. Es nuestro viaje a Ixtlán, sin fotografías.
Comentábamos que quedamos menos que dedos en una mano pero, pensándolo ahora, con perspectiva y de vuelta de muchas cosas, nunca fuimos muchos más.
Ya muy tarde nos retiramos mirando las estanterías llenas de libros y de discos, reflejo de otras noches de conversación de las que sólo quedan ecos.
Creo que ninguno durmió bien. Y todos dudábamos sobre cómo comportarnos al día siguiente. Y al otro. Tal vez como si nada hubiera pasado.

Fragmento 5.
Outsides the rain, the driving snow
I can hear the wild wind blowing
Turn out the light, bolt the door
I aint going out there no more
Bruce Springsteen

Fragmento 6.
Dice un colega mío que los amigos se eligen pero la familia no. El tuvo una infancia que justifica su escepticismo sobre el valor de la sangre. Yo no sufrí tan mala suerte pero sin duda mis dos abuelos hubieran sido importantes en mi vida. Al catalán no lo conocí. Fue anarquista en la Guerra Civil y, me dicen después, que ilustrado, mujeriego, generoso y buena persona, que lo cortés no quita lo valiente. Al asturiano apenas me dió tiempo porque tenía yo cinco años a su muerte. Fué el emigrante cuyo periplo apenas esbocé en un post anterior y cuya foto pongo aquí abajo. Al reverso está escrito "Matanzas, 10 de agosto de 1923" y debajo, con letra distinta, dice "Olvidar palabras y discursos de profetas derrotados". Mira que le he dado vueltas a esa frase...

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