Mala fama

Cuando oí la frase me llamó la atención. Se supone que la iba a decir en un futuro lejano un tipo llamado Jefferson. La recuerdo todavía hoy, cómo no: "Cuestione con osadía incluso la existencia de un Dios porque, si hay uno, aprobará más el homenaje de la razón que el de los ojos vendados por el miedo." Bien dicha, sonora y espectacular.
Por eso me atrajo la idea y estuve dándole vueltas una temporada. Nunca había visto al Jefe. De hecho nadie de mi confianza lo había visto aunque otros nos decían que sí, que estaba por ahí, en el sancta sanctorum o algo así (el latín no había sido inventado todavía, no me pregunten por esas paradojas que son difíciles de explicar).
Nosotros éramos legión y nos dedicábamos a... bueno, mejor no se lo cuento, que visto ahora me da algo de vergüenza. Baste decir que todo era letalmente monótono. Sujetos a una jerarquía férrea, los de abajo apenas teníamos nada que hacer salvo entonar cánticos y eso pesa mucho cuando tienes una eternidad por delante.
Pensé en remover un poco las aguas (es una metáfora) y hacer méritos, aunque el escalafón no parecía obedecer a más reglas que una caprichosa voluntad.

Y planteé el asunto ante todo el que quiso escucharme: vamos a hacer un club de debate ¿vale? Así podremos tratar temas como ¿de dónde venimos? ¿qué hacemos aquí? ¿qué nos depara el futuro? ¿por qué el Jefe es jefe?
Algunos me miraron con algo que parecía miedo, otros bajaron los ojos y se disolvieron como una bruma. Pero coseché algunos éxitos y de vez en cuando un grupo se reunía y animaba a ratos los interminables periodos de inacción.
Pero Alguien, en vez de agradecer el homenaje de la razón, sin siquiera llamarme, hizo correr su Voz. Mi sorpresa fue mayúscula: decían que mis debates era despreciables, una burla, un desafío.
Al poco, los demás se apartaban de mi camino o desaparecían y no me dieron voz para explicarme ni crédito por los servicios prestados. El escándalo llegó al mundo inferior, donde su Voz corrió mucho más que la mía, que fue vilipendiada, censurada y distorsionada.
Todo por el club de debate, jodío mundo.
¿El resultado? El exilio, claro. Pero siempre quiero ver el lado bueno de las cosas, al menos hoy ya no me aburro, tengo que aguantar la mala fama pero observo, pienso, leo e incluso subo de vez en cuando a ver la estatua que me hicieron. No pierdo la esperanza de revivir las tertulias algún día. O de tener amigos que me escuchen ya quienes escuchar. Tal vez haga un blog de esos que hoy están de moda y donde nadie sabe quién eres. Y podré recordar a todos que las guerras no se hacen en mi nombre. Y les diré quién inventó el "mobbing".

El ángel caído (Parque de El Retiro, Madrid)

3 comentarios:

  Ulisses 101

12/5/07 05:11

No fué la razón la que hizo caer el ángel. La razón le enseñó que siempre habia sido un ángel caído.

  Ángel M. Felicísimo

12/5/07 21:08

Al ángel le hizo caer la ocurrencia de que se podía cuestionar el poder.
Pero la razón le permitió la liberación con la que no había soñado porque no comprendía, en efecto, la naturaleza de su situación anterior. Al poder nunca le gustó la razón y el mundo se ha creído su campaña de descrédito al pobre L.U. Cypher, como le llamaban en la película "El corazón del ángel".

  Anónimo

17/5/07 18:00

Es una pena que la actitud crítica no sea universalmente reconocida como una virtud.
Muy interesante el relato, suena tristemente familiar y a la vez antiguo como la historia.