Somos deudores del paisaje donde crecimos. Luego, al viajar (¡pobre de aquél que no viaje, aunque sea en los libros!) conocemos otros paisajes pero son los primeros los que configuran el carácter. Los de otras tierras tienen también su papel porque nos enseñan que todos tienen los suyos y se deben, igual que nosotros, a ellos. Soñé en paisajes amplios, por eso las ciudades no me gustan, creo que me pasa como en aquel texto de Borges que tituló Hengist quiere hombres, donde uno de sus versos dice
Conquistarán la tierra, pero nunca entrarán en las ciudades abandonadas porque son demasiado complejas para su mente bárbara.Sí, ahora que lo pienso, es justo eso. Por cierto, el texto es prosa pero Borges exige una lectura extraña: la prosa tiene el ritmo del verso y sus poesías deben leerse como prosa porque como verso no valen nada.
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