Herencia del 68

Para mí, lo mejor de la herencia del 68 es la cultura de la sospecha, la actitud que consiste en poner siempre en cuestión cualquier enunciado que se nos ponga por delante y no dar nunca por definitivas las ideas recibidas; y el acento libertario, la autonomía del individuo frente a todas las promesas comunitaristas, culturales o religiosas. Cuarenta años después estas dos actitudes se echan de menos a la hora romper las nuevas formas de autoritarismo basadas en el triángulo que forman la seguridad como ideología, la competitividad como principio de vida y el sálvese quien pueda como destino.

Josep Ramoneda, El País, 19/04/2008, Contestación mundial.

Hoy, en este país, el bienestar ha aplastado a la ideología, las aspiraciones de cambiar el mundo han sido sustituidas por las fluctuaciones del Euribor, las ganas de saber han sido desplazadas por las ganas de tener. Sí, ya sé que soy ingenuo pero es que no viví el 68 y no me ha alcanzado demasiado su derrota.

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